Gemelos y Gemelas Adolescentes

Al trabajar con gemelos de todas las edades y sus familias durante muchos años, me he encontrado con un fenómeno que debe abordarse y confrontarse. Los padres parecen no tener ni idea y se sorprenden al descubrir cuántos gemelos comienzan a resentirse o a enojarse por su condición de gemelos a medida que crecen. Muchos padres parecen negar por completo estas circunstancias. No se detienen a considerar que la gemelaridad puede ser fuente de estrés o confl    o porque los “padres y madres de gemelos” sienten que ser gemelo te hace especial y único para toda la vida. Si bien esta creencia es cierta en muchos aspectos, la relación de los/ as gemelos/as debe verse con un poco más de realismo y ambigüedad. Como en todas las relaciones íntimas, hay elementos de amor y odio que merecen reflexión y comprensión.

Muchos padres a los que he aconsejado a lo largo de los años me dirán cómo un gemelo ha ganado protagonismo   o cómo el otro lo ha perdido. Los padres reconocerán que la rivalidad y la competitividad se han vuelto feroces. Otros relatan que insisten en que el gemelo más sociable incluya a su hermano o hermana en sus actividades porque los padres no pueden tolerar cómo el otro gemelo se siente excluido o rechazado. Una gemela adulta joven me dijo que la parte más difícil de su hermanamiento fue que su madre la hizo sentir mal y culpable por querer hacer cosas sin su hermana y hacer sus propios amigos.

La mayoría de los padres y las madres nunca considerarían hacer estas demandas a sus hijos e hijas de diferentes edades. Sin embargo, de alguna manera la noción de mellizos hace que los padres se sientan incómodos o implacables si un gemelo quiere salir adelante por su cuenta y estar separado y lejos de su hermano. A menudo, los padres asumen erróneamente que estas necesidades de separación violarán o desharán el vínculo gemelo. De hecho, la ironía es que si los padres NO permiten que los gemelos tengan experiencias separadas, sin darse cuenta crearán una atmósfera emocional de resentimiento, represalia y alienación.

Una gemela idéntica de dieciocho años con la que trabajé expresó su decepción y enojo porque sus padres no podían aceptar o comprender su necesidad de separarse de su hermana gemela. En contraste con su hermana gemela “niña buena”, comenzó a vestirse de manera provocativa, pasar el rato con mucha gente, experimentar con las drogas y el alcohol y participar en encuentros sexuales destructivos. En retrospectiva, se dio cuenta de que gran parte de este comportamiento de “actuar mal” fue en respuesta a sentirse tan poco apoyada e incomprendida por sus padres, quienes no pudieron apreciar su necesidad de autonomía y un sentido de su propia singularidad. Se enojó porque la hicieron sentir culpable y mal por no querer cuidar a su hermana. De hecho, no es el trabajo de un gemelo asegurarse de que  su hermano sea feliz y esté bien adaptado. Estas son responsabilidades de los padres, no la carga de un gemelo.

A menudo he aconsejado a los padres que coloquen a sus gemelos en escuelas separadas cuando sea necesario para que se aprecie y se alimente la necesidad apropiada para la edad de ser conocidos como personas por derecho propio. Los resultados han sido positivos y saludables para todos los involucrados. En lugar de ver esta acción como drástica, los padres de mellizos deben dejar de negar que los mellizos adolescentes tienen necesidades emocionales exageradas de autonomía dado que su mellizo ha limitado su capacidad para defi    se a sí mismos como individuos. Intento reconocer esta separación como un regalo psicológico, no como un castigo o un fracaso de los padres.

Traducido por Laura Pérgola  Multifamilias Magazine N15 https://multifamilias.org.ar/publicaciones/