Los Gemelos Necesitan Tiempo a Solas
Estaba tomando un café con una amiga que acababa de terminar de leer mi libro. Con una mirada perpleja y angustiada en su rostro, confique se sentía molesta y decepcionada por el hecho de que NUNCA se le había ocurrido pasar tiempo a solas con su hijo y su hija. Estaba sorprendida y confundida de que no había pensado en esta idea en absoluto. Además, como contaba con ayuda en su casa, la mayoría de los días de la semana cuando sus mellizos eran bebés, tenía el lujo y la oportunidad de pasar tiempo a solas. Admitió que, en retrospectiva, pasar tiempo a solas con cada bebé podría haber proporcionado la solución más factible y lógica para ayudar a calmar la impotencia y la culpa que experimentaba cuando intentaba vincularse con ambos bebés.
Le aseguré a mi amiga Sheila que muchos padres y madres de gemelos no aceptan esta idea por diferentes razones. Desde un punto de vista práctico, sin la ayuda de cuidadores externos, la noción de tiempo a solas no es realista. Es comprensible que muchos padres que tienen ayuda limitada quieran pasar el tiempo lejos de sus hijos para disfrutar de su tiempo a solas o para planear esa merecida cena a solas de la pareja. Sin embargo, he aprendido a través de mi trabajo con muchas familias que la resistencia o la falta de conciencia sobre la importancia de pasar tiempo a solas no es estrictamente una cuestión de logística, finanzas o inconvenientes.
Hay numerosas explicaciones posibles. Mi amiga Sheila, al igual que muchas otras madres de bebés múltiples, ciertamente consideraba a sus gemelos fraternos como individuos. Ella celebró su singularidad en términos de nombres y vestimenta; sin embargo, esta conciencia no se extendió a la importancia de pasar tiempo a solas con cada bebé. Sintió que la conexión triádica entre sus bebés y ella misma la cegaba ante la importancia de pasar tiempo a solas. Le vinieron a la memoria recuerdos vívidos e imágenes profundas de esos abrumadores y difíciles primeros meses. Ella recordó, con una sonrisa triste en su rostro, el momento en que su esposo llegó a casa del trabajo y encontró a Sheila y los bebés llorando, los tres acostados juntos en el piso cubiertos con una manta. Recordó sus reacciones después de ver esas primeras imágenes de ultrasonido de los fetos. El recuerdo visual indeleble de los dos bebés que se embarcaron en este viaje dentro de ella creó conceptualmente un trío que continuó mucho después de que nacieran los bebés. Además, Sheila dijo que cuidar de DOS bebés le dio una sensación de éxito, dominio y competencia, sentimientos que anhelaba desesperadamente frente a la falta de sueño, la frustración y la depresión. Mirando hacia atrás en este tiempo, reflexionó que no se le ocurrió salir con cada uno por separado porque el trío estaba prosperando bien. Sheila pasa tiempo a solas ahora con su hijo y su hija de cuatro años cada vez que puede. ¡Ella disfruta el tiempo y se alegra de que las citas con el médico se puedan manejar una a la vez!
Mi experiencia con el tiempo a solas es un poco diferente. Siendo una gemela idéntica y madre de tres hijos únicos antes de dar a luz a mis hijos gemelos fraternos, no me suscribí a lo que llamo la “mística de los gemelos”. Defino este término como una noción romántica o idealizada del vínculo gemelar. A diferencia de muchas madres de mellizos, no tenía preocupaciones de que mi tiempo a solas con Jonny y David pudiera interferir o poner en peligro su conexión. Por el contrario, basándome en mi propia experiencia al crecer en una cultura que siempre piensa en los gemelos como una experiencia mágica y mística, deliberadamente acentué las experiencias separadas porque sentí que esto fortalecería mi vínculo con cada niño. Si bien este pensamiento puede parecer contrario a la intuición, creo que es un buen consejo porque el sentido de identidad de un niño está inextricablemente vinculado a su apego con sus padres. En mi lucha por sentirme unida a Jonny y David, saqué a ambos niños por separado desde el momento en que nacieron. No se me ocurrió que estaba rompiendo ningún tabú o interfi con su relación. Además, el tiempo a solas ayudó a minimizar los efectos de la atención de los gemelos en los otros niños. Mis esfuerzos por brindar atención individual a ambos niños siempre que fuera posible estaban motivados por mis propias luchas por sentirme como si fuera la mitad de un todo y reconocer que ser visto no es lo mismo que ser conocido.
Los tabúes culturales y los estereotipos sociales también difi ultan que algunas familias planifiquen un tiempo a solas. Una madre en mi grupo de apoyo para gemelos me dijo que separar a los hermanos, ya sean gemelos o únicos, para pasar tiempo a solas simplemente no es aceptable en su cultura. Compartió que ella y su hermano mayor de tres años hacían todo juntos fuera de la escuela. Mientras reflexionaba sobre ello, se dio cuenta de que era similar a tener un gemelo. Si bien todavía está muy conectada con su hermano, relató que sus padres jugaron un papel secundario en su vida. Dijo con la mayor franqueza que no sería capaz de tolerar las críticas y la desaprobación de su familia extendida si decidiera tratar de estar a solas con cada uno de sus gemelos. Por supuesto, todos tenemos nuestras circunstancias de vida únicas y variables complejas que subrayan nuestras decisiones de crianza. El anhelo de los padres de mantener a los gemelos emparejados debido a la mística que generan los gemelos, las experiencias del embarazo y el parto, y el simple hecho de que se ven tan preciosos juntos nos distraen de centrarnos en la importancia de fomentar la conexión entre padres e hijos. Comprometerse a pasar tiempo a solas y superar las protestas y ansiedades de los mellizos y sus padres es un objetivo importante. Un fuerte vínculo con los padres es la piedra angular del crecimiento emocional saludable y una vía para lograr una relación gemelar armoniosa.
Traducido por Laura Pérgola Multifamilias Magazine N15 https://multifamilias.org.ar/publicaciones/